Pongamos que hablo de....

Hace poco al hablar de Berlín cité el tema de las ciudades que, sin ser perfectas, son especiales; hoy me he decidido a rescatar este amago de entrada escrito entonces, en uno de esos días en los que la "saudade" era poderosa.

Son unas líneas dedicada a la Villa y Corte, a esa ciudad que en un momento de delirio de Felipe II se adelantó a las mas lógicas (Toledo, Valladolid o Lisboa) y se hizo con la capitalidad de las Españas. Me costó conocerla, la vi varias veces, de paso, pero no la conocí hasta mucho después que París, Londres, Barcelona o Roma. Fue por casualidad, un autentico flechazo: lo que iba a ser una parada técnica para tomar un café con unos amigos en medio de un viaje se convirtió en tres días y en ganas de pasar una temporada larga allí.

Después de pasar seis, o siete meses, sólo me queda decir que la cosa ha ido (aún) a mejor… Madrid no es perfecta, ni mucho menos, pero en contra de la opinión de muchos sí me parece bonita, muy bonita; y con más vida que ninguna otra ciudad que conozca… vida que se contagia y se echa de menos…como las cañas y copas del Dos de Mayo, Manuela, Colonial, Areia, Green (y Cepsa) , Sideral, sala Sol, Segundo Jazz, Cuevas de Sésamo, la taberna de la Merche, Gaudeamus, entre otros (¿y el Jekyll?).

Y sí, es posible que parte de mi madridismo (no extrapolable al aspecto futbolístico) venga por poderes… pero qué coño… me gusta Madrid, me gusta Malasaña, Sol, La Latina, Chamberí, Callao, Gran Vía, la Plaza Mayor y el Madrid de los Austrias, El Prado, Lavapiés, Plaza España, la Plaza de Oriente, el Templo de Debod, el Retiro, la calle Segovia, la Cibeles y mil y una cosas más... (hasta Cuatro Caminos….)

Hay veces que te pasas una vida (o 30 años) buscando un lugar que te guste… y cuando lo encuentras lo tienes que dejar… aunque sea por un tiempo….y Madrid podría ser ese lugar.